¡Convierte tu sueño francés en una realidad!
Hola, soy Ana Rivera Garnier, mentora de Programas de carreras y estudios internacionales, con más de diez años de experiencia en el extranjero.
Después de finalizar mis estudios de maestría en Francia y trabajar como responsable de programas de movilidad estudiantil, decidí que quería dedicarme a guiar a las personas a concretar su deseo de hacer una experiencia de estudio fuera de su país.
Estudiar y vivir en el extranjero es una experiencia de la cual es difícil que te arrepientas.
Es posible que te dé temor o confusión por ser distinto a lo que ya conoces y por eso es que aquí estoy para acompañarte durante el trayecto de preparación y ayudarte a concretar tu proyecto.
Se darán oportunidades que no imaginabas y por eso te animo a que des el paso. Porque todo lo que sucederá a continuación será enriquecedor, en especial el mundo nuevo que se abrirá (también en tu interior), apenas comiences a darle forma a tu sueño de vivir tu experiencia de estudios en el extranjero.
Mi Historia
¿Cómo llegué a Francia?
Nací en la Ciudad de México, en una familia que siempre tuvo mucho amor e interés por la cultura francesa, por lo que crecí con el deseo de vivir en Francia alguna vez, aprender su idioma y vivir muchas aventuras para llegar a ser una viejita feliz con miles de anécdotas que contar a mis seres queridos.
Entre los sueños más locos que imaginaba en ese tiempo era escalar el Everest o pasar unos meses con los aborígenes en el desierto de Australia… (de hecho, aún tengo ese gusanito ), pero no tenía certeza de cómo se iban a dar las cosas hasta que llegó la oportunidad.
Viajé por primera vez a Francia en el contexto del voluntariado con las Instituciones Lasallistas. Durante dos años trabajé en proyectos humanitarios y socio educativos (¡hasta tuve la oportunidad de viajar a Camerún!). Fue un periodo de muchos aprendizajes y conocimiento de mí misma,
una experiencia que me cambió la perspectiva en muchos aspectos de mi vida.
Regresé a Francia con la decisión de querer continuar mi labor en el sector humanitario y educativo a nivel internacional.
Fui aceptada en la facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Sorbona para realizar una maestría en Cooperación Internacional, especializada en Educación y Formación.
Mi sueño se estaba convirtiendo en realidad, pero debo admitir que ser estudiante en Francia ha sido una de las experiencias más desafiantes de mi vida.
A pesar de que hablaba y entendía el idioma, el nivel académico era muy alto y exigía un arduo trabajo. Era un ritmo de estudio intenso y una cultura académica totalmente distinta a la que había vivido en México. Además, la vida fuera de mi país me implicó un shock cultural en los hábitos y costumbres. Por ejemplo, no podía comprender por qué mis compañeros cuestionaban al profesor en clase o debatían tanto cada día. Me tocaba descifrar qué quería decir BU, TD o UE (abreviaciones para decir biblioteca, taller o materia) y al principio me sentía que había aterrizado en otro planeta.
Tuve que aprender a leer y analizar la información de otra forma, a argumentar y ordenar mis ideas de manera tal que pudiera expresarme correctamente con mis profesores y compañeros y no quedarme atrás.
Este aprendizaje moldeó mi forma de pensar Y cambió mi perspectiva
Mis amigos me ayudaron a comprender las sutilezas de la nueva cultura y entender el funcionamiento y el método de estudio en Francia hasta la obtención de mi diploma. Además de mi formación, la vida estudiantil en Francia me ha regalado las experiencias más hermosas y memorables : la vida cotidiana en París, los pasatiempos, una calidad de vida fuera de serie, el acceso a visitar otros países de Europa por poco dinero y nuevos amigos. En poco tiempo, vivir con la única responsabilidad de enfocarme en mis estudios y aprender la nueva cultura resultó formativo a todo nivel, no solo intelectual o académico.
Se convirtió en una de las mejores decisiones de mi vida, una experiencia tan satisfactoria, transformadora y positiva que no resulta tan fácil de expresar en palabras.
Tal vez pueda resumirla en estos tres puntos fundamentales
01
Animarte a una hermosa aventura
Estar lejos de tu familia y amigos puede parecerte aterrador. Pero ¿sabes lo reconfortante que es ganar autonomía e independencia? Cuando vives en otro país aprendes a organizarte y a descubrir tus propias decisiones, desde las más pequeñitas como calcular el gasto del super de la semana hasta el tiempo que dedicas a tus pasatiempos y al estudio. Y en estas pequeñas decisiones aprendes luego a tomar otras más grandes.
02
Conocerte de manera profunda
Confrontarte a situaciones desconocidas y descubrir cosas nuevas nos revela otros aspectos de nuestro interior. El hecho de vincularte con otra cultura y otras maneras de hacer las cosas te lleva a revisar tus propias maneras y en ese ejercicio descubres que tal vez quieras cambiar ciertas cosas aprendidas para tomar parte de lo nuevo. Y esto enriquece tu identidad.
03
Incrementar tu capital intelectual, emocional y académico
Además de aprender a vivir en un país distinto al tuyo, también absorbes una cultura académica e intelectual que de otra manera no podrías acceder con tanto nivel de inmersión. Aprendes a analizar y asimilar la información que recibes de otra manera y esto alimenta tu mente.
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y por eso es que si estás pensando ahora en viajar y vivir en el extranjero, te invito a que no lo dudes por más...
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